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11 de Julio. Una fecha más en el calendario, con sus quehaceres y sus imprevistos. Un día más de un mes de julio caluroso, para muchos laborable y para otros de descanso vacacional. Pero para los amantes del fútbol español este día no resulta uno cualquiera.
Hace justo 10 años, España quedó totalmente paralizada a las 20:30 horas. Calles vacías, terrazas llenas y todos con una misma ilusión: ser campeones del mundo,
La Selección Española de Vicente Del Bosque se jugaba en 90 minutos el ser o no ser frente a la Holanda de Robben, Van Persie, Sneijder…era el día, nuestro día.
Éramos los bajitos, pero también los jugones. Y nuestro mundo se paró en aquel minuto 116 de la prórroga, cuando los penaltis ya asomaban para decantar el partido.
En ese momento, un chico de piel pálida, pelo pobre y natural de Fuentealbilla se encargó de escribir el mejor de los guiones de la historia del fútbol español. De nombre Andrés, de apellido Iniesta. Su gol. Nuestra euforia. Éramos campeones del mundo. Triunfadores de la primera y hasta la fecha, única Copa del Mundo celebrada en suelo africano.
El gol de Iniesta con dedicatoria a su amigo Dani, la carrera de Reina por la banda, las lágrimas de Iker, el salto de los Príncipes -hoy Reyes-, el éxtasis de los aficionados en la Plaza de Colón y en cualquier hogar español. Por fin, éramos nosotros los que celebrábamos.
La decepción frente a Suiza, la incertidumbre contra Honduras, el todo o nada frente a Chile, el derribo de Portugal, la barrera psicológica contra Paraguay, los bemoles contra Alemania… y la felicidad contra Holanda.
Y allí, en Johannesburgo, levantamos aquella copa amarilla de África al cielo. Cuando fuimos campeones del mundo.
